Las cuestionadas conductas que han salido a la luz pública en los últimos días de estudiantes de diferentes planteles educativos que se despidieron del año escolar tirando y rompiendo butacas, cuadernos y libros, es una muestra de la falta de responsabilidad de muchos de sus padres, de acuerdo con psicólogos y educadores.
En el caso del liceo Francisco Alberto Caamaño Deñó, de la Ciudad Juan Bosch, donde los estudiantes, una vez que abandonaron el plantel educativo, luego de celebrar el Día de las Madres y el último de las clases, rompieron sus cuadernos y libros, la directora del centro educativo, Hidalia Hiches, y las psicólogas Katy Méndez y Lerda Reyes, lo atribuyen a imitación de los alumnos a hechos similares protagonizados en otras escuelas públicas.
La directora se queja de que los padres de esos estudiantes no han pasado a disculparse por sus hijos, algo que esperaba que sucediera.
Entienden que los padres y tutores deben responder por ellos, aunque en el fondo esperaba lo contrario, porque la gran mayoría tampoco asiste a las reuniones que se les convoca.
El plantel lleva dos años funcionando y cuenta con una matrícula de 536 estudiantes, en Tanda Extendida.
Tampoco han recibido la visita de representantes del Ministerio de Educación interesados en conocer los hechos.
“El ministro (Antonio Peña Mirabal) fue quien dijo que iba a haber sanciones, pero hasta ahora no nos han informado qué tipo de penalidad se debe imponer, dependiendo de lo que él diga actuaremos, pues no lo podemos hacer por cuenta propia, porque nos pueden acusar de abuso de autoridad y nuestro centro no establece sanciones para ese tipo de acciones, porque no pensamos que lo iban a hacer”, dijo Hiches.
Ante esa situación, la directora, junto a las psicólogas adoptaron como medida correctiva que los estudiantes que dejaron asignaturas en completivo, cuando se presenten a examinarlas deben llevar todos los cuadernos y libros.
Es una forma de saber quiénes participaron de la eufórica acción.
Dijo que para el próximo año escolar tomarán medidas preventivas y para ello esperan socializar con los padres, quienes son responsables de la educación de sus hijos.
Dejadez de los padres
“Llamamos los padres y, en su gran mayoría no se acercan, y los niños que menos estudian y que presentan problemas de conducta son los menos atendidos por ellos”, comenta Hiches.
La gran mayoría de los padres no asiste a las reuniones, alegando que no tiene tiempo, que salen temprano en la mañana y que llegan en horas de la noche a sus casas.
Dijo que no acuden ni cuando se les envía comunicaciones sobre situaciones académicas de sus hijos y al final van a quejarse.
“Incluso, hemos hecho visitas domiciliarias, pero los padres se esconden. A veces nos sentimos indignados, porque los papás reclaman mucho pero no nos dan el apoyo como centro”, se quejó la directora.
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