Vladimir Putin inauguró este lunes a bordo de un tren la vía férrea que une Rusia con la anexionada península de Crimea a través del puente sobre el estrecho de Kerch. “Va bastante más suave que el automóvil”, comentó el presidente ruso al maquinista de la locomotora del tren con el que cruzó el puente de Crimea, que fue inaugurado para el tráfico rodado en mayo de 2018.
Si entonces Putin cruzó el puente conduciendo un camión, esta vez se subió al tren en la ciudad de Kerch y se bajó en Tamán (región de Krasnodar), ya en territorio continental.
“Aquí la velocidad prevista es de 120 kilómetros por hora”, le respondió uno de sus acompañantes, entre los que figuraba el ministro de Transporte, Yevgueni Dietrich.
En las imágenes ofrecidas por la televisión se ve cómo, tras inspeccionar la locomotora, se sentó como un pasajero más para beber té y departir con los empleados del consorcio Ferrocarriles de Rusia.
Así cruzó los 19 kilómetros de longitud del puente, el más grande de Europa, y después se dirigió desde una tribuna a los operarios que tendieron la vía férrea, que calificó de “grandioso” proyecto levantado con tecnología rusa desde febrero de 2016 y con siete meses de antelación sobre el calendario previsto.
“Este es un acontecimiento muy importante para Crimea, Sebastopol y todo el sur de Rusia, y también para todo nuestro país”, comentó.
Recordó que la comunicación entre San Petersburgo y el puerto de Sebastopol se inició hace 145 años, y sólo fue interrumpido en tres ocasiones: durante la Revolución Bolchevique (1917), la Gran Guerra Patria (1941-45) y la revolución ucraniana del Euromaidán (2014).
Putin estimó en 14 los millones de personas que cruzarán en 2020 el puente, que ha sido condenado tanto por Ucrania como por Occidente, que siguen considerando a la península parte del territorio ucraniano.
Mientras Putin pronunciaba su discurso, el primer tren de larga distancia “Tavria” -antiguo nombre de Crimea- que enlazará de manera permanente San Petersburgo y Sebastopol, partía de la antigua capital zarista.
“Tavria”, cuyos vagones iban llenos, según medios locales, recorrerá en 43,5 horas los 2.741 kilómetros que separan la segunda ciudad rusa del puerto que acoge la base de la flota del mar Negro.
A su vez, el tren que cubrirá la ruta entre Moscú y la capital peninsular, Simferópol (2.000 kilómetros), saldrá poco antes de la medianoche del miércoles y completará dicho recorrido en unas 33 horas.
Los billetes cuestan a partir de 2.966 rublos (unos 46 dólares) en el caso del que parte de Moscú y de 3.500 el que sale de San Petersburgo (unos 55 dólares).
Putin ordenó la construcción del puente, un proyecto originalmente ruso-ucraniano, con el fin de romper el aislamiento de la península ucraniana anexionada en marzo de 2014 con el resto del continente.
La comunicación por carretera a través del puente comenzó el 16 de mayo de 2018, aunque en los primeros meses los usuarios se quejaron de las colas kilométricas que se formaban a la entrada de la infraestructura.
Las autoridades crimeas esperan que la ruptura definitiva del aislamiento de la península promueva el turismo ruso y extranjero, e impulse los intercambios comerciales.
Guardacostas rusos apresaron en noviembre de 2018 tres barcos de la Armada ucraniana y a sus 24 tripulantes -ahora ya liberados mediante un canje- con el argumento de que amenazaban la seguridad del puente.
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