viernes, 9 de marzo de 2018

Francisco del Rosario Sánchez, el libertador martirizado

SANTO DOMINGO. Este viernes 9 de marzo la nación conmemora los 201 años del natalicio de Francisco del Rosario Sánchez, uno de los tres grandes héroes de la independencia de la República Dominicana.
Sánchez concretó el ideal separatista, fraguado por Juan Pablo Duarte, quien lo conquistó para la causa, a la que también sumó a Matías Ramón Mella y a otros jóvenes en la primera mitad del siglo XIX, cuando la parte Este de la isla de Santo Domingo se mantenía bajo el dominio del gobierno haitiano, que la había ocupado en febrero de 1822, al mando de Jean Pierre Boyer, respaldado por un ejército.
En 1843, el patricio Juan Pablo Duarte se exilió por temor a ser apresado y Sánchez asumió la dirección del movimiento independentista. Entonces presidió las reuniones de La Trinitaria y amplió contactos con representantes de sectores importantes de la ciudad, con la colaboración de Mella.
El 2 de agosto de 1843 se difundió la noticia de que Sánchez había muerto de una contagiosa enfermedad. Su ataúd fue enterrado en el cementerio anexo a la Iglesia del Carmen y de esa forma fue evadida la persecución en su contra iniciada por Charles Herard y los reformistas haitianos.
Aunque se le ha atribuido a Tomás Bobadilla la redacción del Manifiesto del 16 de enero de 1844, atendiendo a un reclamo suyo hecho en medio de una disputa con el presidente Pedro Santana, Manuel Dolores Galván, un testigo de entonces que fue secretario de Sánchez, aseguró que este prócer fue el autor del documento, quien lo produjo únicamente con la ayuda de Mella.
En el mencionado manifiesto de los trinitarios y aliados invitaban a la población a rebelarse contra los haitianos, después de detallar los agravios padecidos por la sociedad durante dos décadas de dominación extranjera.
Firmeza del héroe
Por el activo y determinante papel desempeñado en momentos cardinales, la historia le ha reservado a Sánchez un sitial cimero. Aunque no formó parte del grupo fundador de La Trinitaria, fue un compañero de lucha esforzado y confiable de Duarte y se convirtió en jefe militar y político del movimiento separatista.
Sánchez leyó la proclama que declaró el nacimiento de la República Dominicana la noche el 27 de febrero de 1844, en la Puerta del Conde, y posteriormente presidió por poco tiempo el gobierno provisional, hasta que fue desplazado por Tomás Bobadilla.
Con claras palabras, Sánchez proclamó la independencia: “¡Separación, Dios, patria y libertad, República Dominicana!”. Alzó la nueva bandera y ordenó el toque de una diana.
En su obra “Antes y después del 27 de febrero”, el historiador Roberto Cassá sostiene que se han expresado dudas en cuanto a la jefatura de Sánchez a causa de la participación de Bobadilla.
“Sin embargo, algunos sobrevivientes en la década de 1890 fueron categóricos en cuanto a que el jefe único del golpe que puso fin al dominio haitiano fue Sánchez”, agrega el autor.
José Pérez, uno de los testigos de la época mencionado por Cassá, aseguró que tras la salida al exilio de Duarte y los otros dos compañeros, quedó Sánchez como jefe, “por lo que le correspondió comandar las operaciones en la Puerta del Conde y todo lo que se hizo después hasta la capitulación de los haitianos”.
Francisco del Rosario Sánchez, el libertador martirizado
Luego de proclamada la separación, en la madrugada del 28 de febrero fue integrada la Junta Gubernativa, con carácter provisional. Sánchez ocupó la presidencia, pero a las 24 horas le cedió la posición a Bobadilla, valorado por su prestigio y experiencia. No obstante, la primera junta encabezada por Sánchez estuvo integrada además por Manuel Jimenes, Joaquín Puello, Wenceslao de la Conca y Mella, a los que se sumaron Bobadilla, José María Caminero y Remigio del Castillo, conservadores.
Posteriormente, Pedro Santana, quien desplazó a Bobadilla como jefe de la Junta Gubernativa, declaró traidores e infieles a la patria y desterró a Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y a Ramón Mella. Lo mismo ocurrió con los comandantes Pedro Pina, Gregorio del Valle y Juan Jiménez, el capitán J. J. Illas y Juan Isidro Pérez, según la resolución de la Junta Central Gubernativa del 22 de agosto de 1844.
Duarte, Pina, Mella, Vicente Celestino Duarte, su hijo Enrique, J. Illas y Juan Isidro Pérez, entre otros, fueron declarados traidores a la Patria y desterrados a perpetuidad el 22 de agosto de 1844.
Duarte arribó al puerto de Hamburgo junto a Juan Isidro Pérez y los hermanos Richiez. Sánchez, Mella, Pina e Illas fueron desterrados a Inglaterra en el bergantín mercante inglés Capricorn, que zozobró en las costas de Irlanda, en octubre del 1844. Sánchez se radicó luego en Curacao y Mella se fue a Puerto Rico, en enero de 1845.
Con la amnistía dispuesta por el presidente Manuel Jimenes, Sánchez pudo regresar al país el 8 de noviembre del 1848, en la goleta de guerra 27 de Febrero, bajo el mando de Juan Alejandro Acosta y en la siguiente década desempeñó diversos cargos públicos.

“Antes de ser fusilado, al pie de una gúasima, (Sánchez) pidió al joven Avelino Orozco que le ayudara a ser envuelto en la bandera dominicana, y a la orden de ¡Fuego!, gritó más fuerte: “¡Finis Polonia!”, como alusión al fin de la República y evocando al patriota polaco Tadeo Kosciuszco en la batalla de Maciejowice, del 4 de octubre de 1794”, narra Américo Moreta Castillo.

La ejecución de los patriotas
En abril de 1855 Sánchez fue enviado al exilio en Curazao y regresó en agosto de 1856. Entonces, las pretensiones de Santana de anexar la República Dominicana a España lo enfrentaron con el independentista.
En 1859 el patriota fue encarcelado y desterrado de nuevo en Saint Thomas, debido a sus discrepancias políticas con el presidente Buenaventura Báez.
Sánchez entró a la República Dominicana por Haití en junio de 1861, para luchar contra la Anexión a España, en una expedición en la que lo acompañaban otros dominicanos, entre ellos el notable José María Cabral.
“Los patriotas tomaron Cachimán, Las Matas de Farfán, El Cercado y Neiba, pero lluvias incesantes detuvieron las operaciones, obligándolos a retroceder. Los españoles apostaron barcos frente a Puerto Príncipe, por lo cual, el presidente haitiano Fabré Geffrard les retiró el apoyo a los expedicionarios y les intimó a retirarse. El Patricio fue traicionado, herido y apresado junto a otros compañeros en El Cercado y conducido a San Juan de la Maguana”, cuenta el historiador Américo Moreta Castillo en el artículo “Hitos en la vida de Francisco Sánchez, abogado y Padre de la Patria”, publicado en el 2017, en la revista Clío, No. 193, de la Academia Dominicana de la Historia.
El 3 de julio de 1861 empezó el juicio contra Sánchez y sus veinte compañeros en una enramada de palma cana levantada en la plaza pública de San Juan de la Maguana, actual Parque Sánchez, frente a la Iglesia.
Francisco del Rosario Sánchez, el libertador martirizado
El Consejo de Guerra fue encabezado por el general Domingo Lasala y cinco oficiales más. El fiscal fue el coronel Tomás Pimentel y el secretario, Alejo Justo Chanlatte. Como defensores de los encausados actuaron el vegano Cristóbal José de Moya y el banilejo José Soto. Sánchez asumió su defensa y justificó su responsabilidad por los hechos.
El 4 de julio de 1861, a las cuatro de la tarde, en cumplimiento a la sentencia, fueron ejecutados en el camposanto de San Juan junto el patricio Sánchez el poeta y periodista Félix Mota, Domingo Piñeyro Boscán, Rudecindo de León, Francisco Martínez, Julián Morris y Morris, Juan Erazo, Benigno del Castillo, Gabino Simonó Guante, comandante Manuel Baldemora, José Antonio Figueroa, Pedro Zorrilla, Luciano Solís, José Corporán (o Ciprián), Juan Gregorio Rincón, José de Jesús Paredes (o Pared), Epifanio Jiménez (o Sierra), Segundo Mártir (o Alcántara), Juan Dragón, León García y Juan de la Cruz.
De acuerdo a Moreta Castillo, el padre Narciso Barrientos le dio la última comunión a Sánchez y mientras lo hacía, el prócer pronunció el versículo 6 del Salmo 50: “Tibi soli peccavi et malum coram te feci” (“Aquí está el que solamente ha pecado y te ha hecho mal”).
Igualmente, relata que mientras lo conducían al cadalso en silla de manos, por estar herido, el patriota recitaba el Salmo 50 “Miserere”, pidiendo a Dios piedad y misericordia por las almas de todos.
“Antes de ser fusilado, al pie de una gúasima, pidió al joven Avelino Orozco que le ayudara a ser envuelto en la bandera dominicana, y a la orden de ¡Fuego!, gritó más fuerte: “¡Finis Polonia!”, como alusión al fin de la República y evocando al patriota polaco Tadeo Kosciuszco en la batalla de Maciejowice, del 4 de octubre de 1794”, narra Moreta Castillo.
Sánchez había solicitado misericordia para sus compañeros y el perdón a la reina de España al escuchar la sentencia. A esto atribuye Moreta Castillo y a la crueldad demostrada en el fusilamiento que parte de los oficiales españoles presentes en San Juan de la Maguana abandonaran la ciudad al mando del comandante Antonio Luzón.
Entonces se le reprochó a Pedro Santana lo sucedido. En esos momentos se encontraba acantonado en Azua, después de haber atravesado del Cibao al Sur por Piedra Blanca, Bonao
Francisco del Rosario Sánchez, el libertador martirizado
Un abogado completo
Sánchez ejerció el derecho en los tribunales dominicanos. Al respecto Moreta Castillo expresa que fue un abogado completo y que en su vida profesional no sólo se encuentran defensas magistrales que confirmaron sus momentos de gloria, sino también momentos de desilusión, abatimiento y frustración, como cuando, el 28 de abril de 1859, el Tribunal en Cámara de Consejo, lo suspendió como defensor público por el término de un mes “por las supuestas faltas de irreverencias [sic] y otros descarríos que ha cometido contra la magistratura [...]”.
El patriota fue rehabilitado el 16 de mayo por la Suprema Corte de Justicia, y se cuenta que uno de los momentos cimeros lo vivió el 12 de agosto de 1859, cuando defendiendo a Víctor George en un resonante caso de adulterio, según relata la tradición, fue sacado del tribunal en hombros por la concurrencia.
“El bufete de Sánchez estuvo situado en una de las esquinas del cruce de las calles de El Arquillo de la Catedral, hoy Arzobispo Nouel, con la de El Estudio, hoy Hostos, pero posteriormente instaló su despacho en la primera isleta, frente a la Plaza de Armas, hoy Parque Colón, al lado del Palacio de Borgellá”, indica Moreta Castillo.
Orígenes y descendencia
Orígenes y descendencia
Nacido el 9 de marzo de 1817 en Santo Domingo, en la etapa de la España Boba, en la calle de El Tapado, casa número 15, actual 19 de marzo, el patricio era hijo de Narciso Sánchez y Olaya del Rosario de Belén.
Fue el primogénito de once hermanos, de los cuales también se destacó Socorro Sánchez. Además, era sobrino de la heroína independentista María Trinidad Sánchez, ejecutada el 27 de febrero de 1845, durante el gobierno de Pedro Santana.
En 1823 el padre del héroe, Narciso Sánchez, se integró al movimiento revolucionario pro español denominado Conspiración de Los Alcarrizos.
“Francisco tenía seis años y Narciso quedó sujeto a la vigilancia de la alta policía, convirtiéndose así en un perseguido político, bajo sospecha de los invasores haitianos, creciendo el niño Francisco con ese estigma”, señala Moreta Castillo.
Sánchez fue descrito por el historiador Ramón Lugo Lovatón como un hombre espigado, de singular apostura, fino trato, educación y modo de hablar esmerados, quien tocaba varios instrumentos musicales y además recitaba poesía.
A juicio de Cassá, director del Archivo General de la Nación, fue uno de los pocos fundadores de la sociedad La Trinitaria que no era de color blanco. De origen humilde, ascendió socialmente por la ubicación urbana de sus padres, su dedicación y entereza.
Luego de ser exiliado en agosto de 1844, cuando fue declarado “traidor a la patria”, Sánchez se radicó en Curazao y contrajo matrimonio con Leoncia Rodríguez, con la que tuvo una hija, Leoncia, antes de que falleciera.
Después de retornar al país en 1848, volvió a vincularse con su antigua novia, Balbina Peña, y con ella se mantuvo unido hasta su muerte. Con la señora procreó a Juan Francisco y a Manuel de Jesús.
Sánchez tuvo diversos hijos con varias mujeres. La primera fue Felicita Martínez, con quien tuvo a Mónica. Luego, con María Evarista Hinojosa procreó a María Gregoria (Goyita). Posteriormente, con Mercedes Pembrén Chevalier concibió a Petronila.

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